2020 fue el más difícil de los últimos tiempos, pero terminó con mucha esperanza para los movimientos feministas en América Latina. La marea verde que inunda a Argentina desde 2018 ganó impulso y, a un día del fín del año pasado, culminó en una victoria histórica, con la aprobación del Senado para despenalizar el aborto hasta la semana 14 de gestación. El resultado de la votación refleja una lucha histórica, que une generaciones y recuerda a nosotras más jóvenes, inmersas en contextos reaccionarios y conservadores en la región, lo que es posible.
La victoria en Argentina trae efectos inmediatos a la vida de las niñas, mujeres y personas que experimentan el embarazo en el país, quienes deberán permanecer vigilantes para garantizar la realización del derecho que han conquistado. Pero también repercute en todos los países de América Latina, animando a las activistas e inspirando el debate sobre el tema. Las imágenes de las hermanas victoriosas, conmovidas y celebrando con cariño la hazaña histórica en las calles de Buenos Aires agregaron un ítem más a la lista de resoluciones del 2021: resistir en la lucha por que un día #sealey para todxs. En enero pasado, el congreso chileno comenzó a debatir la despenalización. Ese mismo mes, se discutió una reforma en Honduras, pero prevalecieron las fuerzas reaccionarias y se endureció la legislación que prohíbe el aborto. Las activistas del país prometen no ceder.
Para conmemorar la despenalización en Argentina, FRIDA | El Fondo de Jóvenes Feministas invitó a asesorxs y a grupos de beneficiarios en América Latina para compartir sobre la situación en sus países y expresar reflexiones sobre la importancia de esta victoria para la región.
Abrimos con el análisis del grupo beneficiario en Argentina No Tan Distintas, que celebra la victoria y destaca la necesidad de que los movimientos feministas se mantengan alertas ante las reacciones de los sectores conservadores y fundamentalistas a la despenalización:
“La conquista de la ley que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito en la Argentina desde fines de 2020 es producto de la lucha de décadas del movimiento feminista en nuestro país. A la vez, es ineludible destacar que esta conquista se produce cuando el gobierno nacional es de corte popular, lo cual posibilitó la correlación de fuerzas necesaria en el Congreso para que este logro sea posible. Es en esta intersección de la lucha cultural, social y política donde se generan las condiciones para que se apruebe la ley. Estamos muy conmovides y felices, a la vez que seguimos atentes a exigir el cumplimiento de la ley, porque la derecha y los fundamentalismos religiosos no dan tregua, están furiosos y van a intentar sabotear nuestros derechos con mecanismos como la objeción de conciencia y presentaciones judiciales que cuestionen su validez constitucional. Seguiremos la lucha en todas las instancias, pero ya con el reconocimiento del derecho a decidir de nuestro lado, y con la convicción de que juntes vamos a seguir transformando el estado de cosas, haciendo tambalear el patriarcado cada vez más y al fin derribandolo. Ahora, que el aborto sea legal en toda América Latina, fuerza compañeras y compañeres, ¡un abrazo feminista desde Argentina!”
También desde Argentina, Ludmila Martínez Catinari, asesorx de FRIDA y quien siguió la votación de la Cámara y el Senado, nos comparte sus memorias del 30 de diciembre, transportandonos a la emoción del día:
“Fue y es muy emocionante y poderoso para mi ser parte de la marea verde que estuvo en las calles agitando, luchando por el aborto legal, por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Pura energía feminista y entusiasmo. A pesar del contexto complejo de la pandemia, pude asistir a la votación tanto en diputados como en senadores, y se me hace muy difícil explicar con palabras lo que se sintió cuando la ley fue aprobada.
En Diciembre de 2020, las calles eran una fiesta. A diferencia de la votación en la cámara de Diputados, en el Senado no se sabía que iba a pasar hasta unas horas antes. Minutos previos a la votación, amigas y compañeras nos instalamos cantando y agitando frente a una de las pantallas que estaban dispuestas frente al Congreso, hasta que comenzó a votarse y se hizo un silencio que inundó las calles. Nos abrazamos a modo cábala, cada voto que se mencionaba a favor se festejaba y luego volvía el silencio, hasta que se contaron los votos: 38 votos a favor, los 29 en contra y la 1 abstención, y finalmente es LEY. Al instante, las calles explotaron en saltos, gritos, festejos, llantos y abrazos. La alegría y emoción fueron tantas que es muy difícil describirlas. El hecho de estar escribiendo estas líneas me eriza la piel.
Inmediatamente, fui a buscar a mi mamá, que estaba a unos metros, nos encontramos y abrazamos llorando por unos minutos. Ella también es militante feminista desde hace muchos años. No podíamos creer que por fin era ley. También fue vivir como un estado de shock.
Luego comencé a recordar toda la lucha y el camino que realizamos junto a miles de compañeras en 2018, el año en que creció la marea verde, unos años después de la primer gran marcha que fue el #NiUnaMenos en 2015. A partir del 2018 se instaló masivamente la discusión sobre la legalización del aborto en la agenda de la sociedad, en los medios de comunicación y en la política. Se habló de aborto en todos lados, en las familias, entre amigas, en las escuelas, los trabajos, en todo el país. Recordé cientos de actividades que hicimos con mi grupo estudiantil: pañuelazos, foros en las facultades, asambleas, participamos todos los “martes verdes” de las actividades organizadas frente al Congreso. Recordé también las asambleas y tomas los días previos a la votación en el colegio secundario.
El pañuelo verde se había convertido en un uniforme, en nuestra insignia, nuestro escudito. Salir de casa sin el pañuelo era como sentirse vacía. Y cuando nos cruzábamos con alguien con pañuelo verde por la ciudad, nos sentíamos seguras, hermanadas, se convirtió en nuestro símbolo y lo llevábamos en todos lados – mochilas, carteras, como pulsera, collar o vincha. A partir de ahí no puedo dejar de usarlo.
Estoy convencida que en 2018 dimos un paso enorme desde el momento en que dejó de ser tabú hablar del aborto, y nos dimos cuenta de que más personas de las que creíamos y que conocíamos habían abortado. Luego de la frustración, enojo y tristeza de aquella fría noche de Agosto en que senadores no aprobaron la ley, seguimos organizadas y con fuerzas logramos mantenerlo en agenda. Por fin, en Diciembre del 2020, se convirtió en ley, ¡¡no más abortos clandestinos!! Gracias a las mujeres luchadoras que fueron pioneras dando el debate desde hace muchos años. Gracias a las organizaciones feministas y sociales, a la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y a la marea verde.
Sabemos que la lucha no termina acá, que vamos a tener que seguir reclamando que la ley se implemente realmente en todo el país, seguiremos luchando por la separación de la iglesia del estado, para erradicar las violencias y vivir en una sociedad más justa. Estoy segura de que este paso que dimos es un impulso para que crezca la marea verde por el aborto legal en otros países, que la fuerza feminista traspasa fronteras. Desde aquí Argentina vamos a estar apoyando esas luchas. América Latina va a ser toda feminista”.
Los votos de Ludmila resuenan en Mérida, México, donde el grupo beneficiario de FRIDA Reflexión y Acción Feminista saluda a las compañeras argentinas y reafirma la resistencia por la emancipación de todos los cuerpos. En México, la legislación varía según el estado y solo en la Ciudad de México y Oaxaca se permite el aborto gratuito e incondicional durante las primeras 12 semanas.
“Felicitamos a todas las compañeras argentinas, las activistas, las feministas, las acompañantes, las que han estado ahí, las que han ejercido la libertad sobre sus cuerpos. Celebramos con el cuerpo erizado y la corazona a tope este avance en el pleno ejercicio de los derechos de todas las mujeres en Argentina. No perdamos de vista el camino hacia la liberación de todas las cuerpas para todas las mujeres y personas con capacidad de abortar, vamos juntas, por todos los derechos y no aceptaremos nada menos. La vida es nuestra, la decisión también. ¡Por un aborto libre, feminista y acompañado!”
Massiel Hernandéz, asesorx también de México, señala las luchas que aún enfrentan los movimientos feministas en el país por la realización del derecho al aborto libre y legal:
“A pesar de las normativas y avances legales, la realidad para las mujeres en México es dura. Cuando la interrupción del embarazo está autorizada por ley, las mujeres se enfrentan a la violencia institucional al negarles el servicio y no hacer efectivas las causales en los diferentes códigos penales. A nivel de Latinoamérica, tenemos el primer lugar en embarazo adolescente, la promoción y difusión de los derechos sexuales y reproductivos no existe por parte de las instituciones ni el estado, lo cual sigue colocando a las mujeres en contextos de vulnerabilidad y violencia, por la falta de acceso a la información lo que no permite que puedan ejercer ni exigir sus derechos libremente. La despenalización en Argentina nos da esperanza, pero también abre la reflexión respecto a los retos para poder articularnos en un país tan grande y diverso, recoger y entender los diferentes contextos, violencias y realidades que tenemos tanto en México como toda Abya Yala. Pienso que hemos aprendido mucho en este caminar, con una realidad política también muy conservadora y los grupos antiderechos que no dejan de golpear en todos los frentes, con discursos y acciones fascistas y clasistas. Creo que invariablemente ha fortalecido mi contexto, reafirmado mis convicciones y abierto también muchas dudas y cuestionamientos, pero siempre pensando que la autonomía de nuestros cuerpos es la revolución de vivimos todos los días, y esas ni el estado, ni la iglesia, ni nadie no la puede arrebatar, ni legislar”.
Karen Viviani, asesora en Chile, donde el aborto legal está sujeto a condiciones como riesgo para la salud de la gestante, violación y desarrollo fetal inviable, destaca que la criminalización del aborto gratuito hace evidente privilegios de clase en el país:
“Si hablamos de salud sexual y reproductiva en Chile, nos encontramos directamente con un conflicto de clase. No es casual que el último debate en torno a este tema haya sido que el sistema público de salud chileno ‘violó’ el derecho a la salud sexual y reproductiva de más de 110 mujeres, al entregar anticonceptivos defectuosos, que tuvieron como consecuencias embarazos no deseados. Cabe decir que quienes reciben estos anticonceptivos son justamente las mujeres más precarizadas de este país, quienes no recibimos educación sexual ni tenemos derecho a un aborto seguro. El triunfo institucional en Argentina por la despenalización del aborto nos dá una gota de esperanza para la paz de muchas mujeres y personas con utera, para no temer a represarías ante el derecho de abortar. Pues sabemos que las represalias violentas de los Estados, las sufrimos las pobres. Sin embargo, también nos permite mantenernos críticas ante el debate sobre una posible legalización en Chile, pues no confiamos en la precaria salud pública existente. Mientras tanto, seguiremos acompañándonos entre nosotrxs, tejiendo autonomía y recuperando nuestros saberes y medicinas ancestrales de la mapu-tierra”.
En Brasil, las condiciones para el aborto legal y seguro son similares a las de Chile. Así mismo, este derecho está amenazado frente a un gobierno reaccionario y violento. Para la asesorx desde el país Amanda*, la victoria en Argentina es un mensaje sobre la importancia de no ceder ante las dificultades:
“Brasil está pasando por un contexto general muy desafiador para el respeto, protección y promoción de los derechos sexuales y reproductivos. El gobierno actual sigue la línea del conservadurismo y dificulta el acceso de las mujeres a sus derechos. Algunas conquistas de años están amenazadas, nuevos avances no parecen posibles, e iniciativas de gobiernos anteriores siguen siendo interrumpidas y revertidas. Son alarmantes las amenazas a conquistas ya consolidadas, principalmente sobre la interrupción legal y voluntaria de la gestación, cuando está permitida.
La actual ministra de los derechos humanos (que renombró el Ministerio para Ministerio de la Mujer, Familia y los Derechos Humanos) tiene un discurso que no es receptivo a los derechos sexuales y reproductivos, afirmando que es un discurso de género ideológico, incluso perjudicando la educación sexual para niñas/os y jóvenes. El Ministerio de la Salud publicó una ordenanza (Portaria nº 2.282 de 27 de agosto de 2020) que obliga profesionales de la salud a notificar la policía cuando mujeres y niñas busquen la interrupción voluntaria de la gestación en casos de violación sexual, lo que es permitido por ley. En la práctica, eso es una barrera para el acceso a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, que fuerza a los médicos a romper el sigilo médico y transforma una política de salud y cuidado en una política de investigación y seguridad, que puede ser muy intrusiva para las mujeres.
La victoria en Argentina puede ser un rayo de esperanza para los movimientos de mujeres y los movimientos feministas en Brasil, y también para las pocas mujeres en la política institucional quienes defienden esos derechos. Es un momento para las organizaciones, movimientos y colectivos fortalecerse, luchar contra más retrocesos y, entonces, lograr avances. Permanecer en lucha es fundamental ahora”.
Camila Corvalán, asesorx desde Paraguay, donde el aborto tiene una pena carcelaria de hasta dos años para las mujeres que lo practiquen y sólo está permitido, con varios obstáculos, si la vida de la persona gestante está en riesgo, dice que el conservadurismo también es una gran amenaza para los derechos de las mujeres, pero destaca que la victoria argentina puede resultar en el avivamiento de una postergada discusión entrelos tomadores de decisiones en su país.
“Paraguay vive un estancamiento importante en torno a la salud sexual y reproductiva, que en este momento amenaza constantemente con convertirse en retroceso. Las políticas dependen sobre todo de las voluntades individuales de quienes las aplican y no son siempre sostenibles a largo plazo. La victoria de las compañeras en Argentina es una bocanada de esperanza, admiración y satisfacción que nos muestra la fortaleza y la capacidad de nuestro movimiento, en toda la región, pero afecta particularmente a Paraguay pues las fronteras que dividen nuestros países han sido históricamente una oportunidad de garantía de derechos. Aunque se vea lejano, esperamos que este paso nos acerque también a una victoria oportuna. Mientras, esta celebración nos permite instalar un debate interno sobre los horizontes que perseguimos, como movimiento, en materia de salud sexual y reproductiva.”
También desde Paraguay, lx asesorx Belén Leguizamón Servián informa que las personas embarazadas de su país pueden beneficiarse directamente de la despenalización en Argentina. Históricamente, las poblaciones que viven en la frontera han tendido a recurrir al sistema de salud vecino:
“En Paraguay la falta de acceso a los derechos y servicios de salud no es una problemática reciente sino una deuda histórica. En el contexto de COVID-19, esto se agudizó, por lo que también el acceso a servicios en torno a derechos sexuales y reproductivos ha sufrido un retroceso. Así mismo, se dificultaron los procesos de acompañamiento solidario y feminista para los casos de interrupciones voluntarias de embarazo (que en el país se siguen realizando desde la clandestinidad) por las prohibiciones de traslado y el aislamiento en nuestras casas que nos imposibilitaron acercarnos a quienes precisaban de acompañamiento, especialmente a quienes vivimos en zonas descentralizadas de la capital. Aún siguen existiendo redes de apoyo no debilitadas, pero sí con más desafíos impuestos por todo este contexto.
Vivir en frontera con Argentina y tener un sistema de salud paupérrimo hizo que gran parte de nuestra población dependiera del sistema de salud del país vecino, por lo que esta victoria representa, por un lado que, muchas mujeres paraguayas migrantes puedan acceder a este derecho de forma más segura, y por otro, a que se abre más posibilidades de debate sobre los derechos sexuales y reproductivos, sobre el aborto en sí como práctica histórica y sobre las condiciones de salud pública que nos son ofrecidas a quienes vivimos desentralizadas y dependemos de un sistema de salud exterior al nuestro”.
Marilin Cabezas es asesora en El Salvador, que pertenece al 1% de países que tienen totalmente penalizado el derecho al aborto. Aún que ya van varios años de lucha y exigencia al gobierno mostrando casos y evidencias de las consecuencias terribles de que el aborto sea ilegal en todas sus esfereas, no ha dado cavida a que se de apertura a legalizarlo en cuatro causales: cuando el embarazo sea producto de violación sexual; cuando el embarazo resulte de trata de personas; que el embarazo ponga en riesgo la vida de la mujer, niñas y adultas; embarazos medicamente inviables. Marilin nos comparte:
“En El Salvador, hay mucha precariedad en temas de salud y derechos sexuales y reproductivos, puesto que aún es un tema cargado de mucha estigma y del que apenas se empieza a discutir. En espacios educativos, la educación sexual se censura, se discute desde una perspectiva reduccionista a lo biológico, o meramente enfocada a la prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual, enseñando el uso de métodos anticonceptivos. Pero no se debate desde la sensibilización integral y consciente, que reflexione sobre la responsabilidad, el goce, el placer, el cuidado recíproco, consensuado, libre de violencia, menos se habla de derechos sexuales y reproductivos.
Esto se da por la doble moral amparada en los preceptos religiosos y el pensamiento conservador institucionalizado en nuestra región, ya que incluso los tomadores de decisiones en cargos públicos involucran a la iglesia en sus decisiones políticas. Esto es preocupante ya que este contexto ha contrarrestado por años, la apuesta política sobre el derecho a decidir.
La victoria en Argentina fue un gran logro para la región Latinoamericana, que representa esa ardua lucha en la defensa de los derechos de las mujeres, por la libertad y la justicia. A nivel nacional, podría decirse que para países conservadores, como El Salvador, esta victoria da apertura a que pueda ponerse de nuevo en contexto el tema y pueda debatirse, ya que se evidencia que es una necesidad y un derecho que garantiza la salud y la vida de las mujeres.
La forma en la que Argentina vino luchando por años para conseguir la legalización representa un modelo a seguir, y nos da mucha esperanza pensar que el trabajo desde la organización feminista está generando eco y, aún que lento, va dando sus frutos y ganando terreno. Son más mujeres las que se están organizando y uniendo a la exigencia de nuestros derechos. Aún que la lucha no va ser fácil, por todos los retos del contexto en nuestro país, sabemos que garantizar los derechos sexuales y reproductivos, la salud y una vida digna para niñas, adolescentes y mujeres es un sueño posible”.
Lois Glez, asesora desde Nicarágua, comparte sobre la situación de los derechos sexuales y reproductivos en su país, y como la victoria en Argentina impacta en su contexto:
“Desde el movimiento feminista Nicaragüense, celebramos y saludamos este logro. Sin embargo la población fundamentalista religiosa ha rechazado la victoria del movimiento de Argentina. En mi país, se promueve un exagerado contenido religioso que desprecia los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. No existen políticas que protejan y garanticen a las mujeres a ejercer el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Existe un retroceso en la materia ya que en 2006 se penalizó totalmente la interrupción del embarazo, previo a los comicios electorales, en donde se confirma una vez más que el Estado de Nicaragua antepone sus creencias religiosas frente a los derechos de las mujeres, violentando el Estado laico. Tengo una esperanza de que las cosas avancen, pero, ante las crisis sociopolíticas que vive el país, no considero que en este contexto se pueda avanzar mucho en materia legislativa. Pero si seguimos trabajando en la educación, en la concientización de la necesidad de defender los derechos y despenalizar las conciencias”.
En todo el territorio latinoamericano, la marea verde nos atrapa y renueva nuestras fuerzas. Desde FRIDA, reafirmamos nuestro compromiso de seguir apoyando a los movimientos feministas jóvenes con recursos económicos y no económicos, incluyendo la vocalización de los sueños de emancipación y libertad para todxs. Latinoamérica va a ser toda feminista y, en toda su extensión, algún día, aborto seguro y legal #seraley.
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