Devolución de 10 millones de dólares que corresponde a nuestras comunidades
Nos da una enorme alegría anunciar que FRIDA fue seleccionada para una donación de 10 millones de dólares, la cantidad más grande que hemos recibido jamás de un individuo o institución desde nuestro inicio en 2008. La donación viene de Mackenzie Scott, una filántropa con sede en EE.UU ( y ex cónyuge del fundador y presidente ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos), quien ha aparecido en las noticias por su donación de 8 billones de dólares en los últimos 2 años a organizaciones sin fines de lucro, incluidos fondos de mujeres. No cabe duda de que se trata de una contribución importante y nos ayuda a acercarnos a nuestra misión de fortalecer los movimientos feministas jóvenes en todo el mundo. Esta donación es también un claro reflejo del trabajo y el impacto del ecosistema de FRIDA—del personal, asesores y la junta directiva, al trabajo diario y a menudo oculto de una red de colectivas copartes de FRIDA— y su papel fundamental en hacer posible lo que es FRIDA hoy en día.
Aunque nos sentimos humildes y entusiasmadas por recibir esta donación y trazar las formas en que este dinero podría fortalecer la comunidad de FRIDA y nuestra estrategia existente, reconocemos la procedencia de la riqueza de MacKenzie Scott y su asociación con una de las compañías más explotadoras del mundo. Amazon cerró el último trimestre de 2021 con un patrimonio neto de 438.118 millones de dólares, beneficiándose de prácticas alarmantes y peligrosas que violan los derechos humanos, perpetúan la desigualdad en todo el mundo y dañan nuestro planeta, como la evasión fiscal extrema, las malas condiciones laborales en las fábricas, el trabajo esclavo en su cadena de suministro y su catastrófico impacto medioambiental.
La cadena de suministro y las prácticas laborales de Amazon perpetúan las violaciones masivas de los derechos de los trabajadores en todo el mundo, incluidas las repetidas y brutales medidas represivas contra sus trabajadores por sindicalizarse y protestar. Tampoco es un secreto que Amazon permite y se beneficia de la vigilancia masiva, la detención y la deportación violenta de inmigrantes por parte del gobierno estadounidense a través de su plataforma Amazon Web Services.
Como fondo feminista, en FRIDA vemos nuestro rol en filatropía como un acto político. La misión de FRIDA en el ecosistema filantrópico es desafiar las normas y prácticas que perpetúan las dinámicas de poder colonial capitalista existentes. Trabajamos para cuestionar la riqueza y los privilegios, y reconocemos que las donaciones filantrópicas existen debido a la desigualdad y la explotación. Esto hace que nuestro papel como donantes y recaudadores de fondos sea un acto radicalmente político, ya que tratamos de ser intencionales sobre de quienes recibimos dinero y hacia quién lo redirigimos. Para saber más sobre nuestra postura en este sentido y sobre otros dilemas éticos a los que nos enfrentamos en este ámbito, lea nuestra Política Ética de Movilización de Recursos, disponible en inglés, español, francés, chino simplificado, Arabe y Ruso.
La Política Ética de Movilización de Recursos de FRIDA nació de nuestra comprensión de que ningún dinero es «limpio». La filantropía feminista lo reconoce y utiliza su posición de poder en el ecosistema filantrópico para cuestionar dónde se embolsa el dinero y redirigir recursos cruciales a las comunidades más subestimadas y desconocidas. FRIDA— y un número cada vez mayor de fondos feministas- están cuestionando el asunto de cómo absorber los dólares filantrópicos de los sistemas violentos del capitalismo como medio de reparación. En otras palabras, este dinero pertenece a nuestras comunidades -en particular a las personas indígenas, negras y morenas- por los daños pasados y actuales causados por los sistemas opresivos de racismo, sexismo y explotación económica.
El papel de FRIDA como una financiadora feminista es triple: 1) hacer avanzar el espacio hacia la reparación de los daños pasados y actuales; 2) desafiar las prácticas tradicionales dentro de la filantropía controlada por hombres y mujeres ricos, mayores, blancos y cis; y 3) introducir modelos alternativos de pensamiento sobre el dinero y la riqueza. Lo hacemos modelando una estructura de concesión de subvenciones participativa, dotando de recursos exclusivamente dirigidos por y para las jóvenes feministas; centrando el cuidado en todo lo que hacemos, desafiando la cultura de la inmediatez de las estructuras capitalistas de nuestras sociedades. Siendo transparentes en cuanto a la procedencia del dinero que recibimos, y ejerciendo la responsabilidad en cada paso de la donación y la recepción de recursos. Guiadas por estos principios, nos comprometemos a seguir revisando con la comunidad FRIDA esta y otras decisiones de movilización de recursos.
Dado el papel político que desempeñan los recursos en nuestro planeta, la donación de MacKenzie Scott es un acto significativo y políticamente consciente. El dinero siempre es político y la recaudación de fondos también lo es en su alcance y enfoque. Ofrece oportunidades para ser radicalmente transformadores en la forma en que ejercemos la opción de redirigir nuestros recursos. Reconocemos la posición de Mackenzie Scott como una mujer rica blanca cis de Estados Unidos, y cómo, a través de esta y de otras innumerables donaciones, ha optado por utilizar su poder y sus privilegios en favor de algo significativo y tangible, particularmente haciendo donaciones sin restricciones basadas en la confianza a organizaciones que trabajan en temas a menudo invisibles para otros donantes del sector.
A la vez que acogemos con satisfacción esta donación y la intención feminista que hay detrás, mantenemos nuestra profunda preocupación por el origen de los beneficios de Amazon, y rechazamos con vehemencia los sistemas opresivos, raciales, capitalistas y de explotación que han permitido el crecimiento de esta riqueza. Con esta clara posición, FRIDA se compromete a utilizar estos fondos como parte de nuestro enfoque reparador más amplio para la redistribución de la riqueza, devolviendo los recursos a las manos de nuestras comunidades, a las que Amazon, así como otras empresas y gobiernos, han perjudicado y robado. Rechazamos las prácticas laborales explotadoras que son la base de la prosperidad de empresas multimillonarias como Amazon y seguimos siendo solidarias con lxs trabajadorxs sindicalizadxs de todo el mundo. También sabemos que este enfoque repetitivo por sí solo no cambia el equilibrio de poder, y que «las herramientas del amo nunca desmantelaron la casa del amo«. Vivimos y trabajamos en una lucha continua en un mundo -y un ecosistema de financiación- que todavía no funciona con nuestros principios radicales, y les invitamos a unirse a nosotros en esta lucha continua.